29.6.11
Acudía a tu auxilio de forma inmediata. "Hola, qué tal?", tu sonrisa y perdí por goleada. Te apoderaste al instante de mi ocio y al fin y al cabo, pude entender que hiciste negocio. Una ráfaga de balas seductoras no lograban vulnerar una coraza idiota. Y con mi seguridad ya en la miseria, fuimos por un café, juntos, los 3: Vos, yo y tu histeria. Sin mucho más que hablar, nos despedimos. Comprobé que ya era inútil extender ese partido. Colgué los timbo y bajé la persiana, sin embargo, tu auto estima cascoteó mi ventanta.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
"Te apoderaste al instante de mi ocio" porque los hombres suelen hacer eso? deoooooooooooos we :| como siempre genial tu entrada :) gracias por pasar
ResponderEliminar